Nota editorial
Las denuncias por la preservación del medio ambiente crecen en la agenda periodística. No hace mucho tiempo la palabra clave de los medios fue: “megaminería”. Un concepto que no se aleja del tema que quisimos titular: “fracking por aquí, papelera por allá”. Las voces confrontadas por la problemática se podrían resumir de la siguiente manera.
Quienes
apoyan las medidas del gobierno, aquí en Argentina me refiero, sostienen que
los emprendimientos que se concentran en la extracción de los recursos
naturales son necesarios para el desarrollo, para la generación de empleo, para
el crecimiento económico. Aclaran, además, que los proyectos de invasión y
sustracción son severamente controlados para evitar la contaminación del medio
ambiente. “Los acuíferos están a salvo”, “solo se utiliza un mínimo porcentaje
del agua que poseemos”; etc.
Por
su parte, un gran movimiento social: que pueden ser los pueblos originarios,
los opositores, los medioambientalistas, y opositores que protegen el
patrimonio argentino, argumentan que no podemos permitir un desarrollo con el
alto riesgo de contaminar los acuíferos.Destruir las reservas naturales para
apoyar un contrato desconocido no es alentador para la promoción de nuevos
empleos.
Estimados
lectores, seguramente no he logrado captar en su mayor amplitud el tema
mencionado. Sin embargo, espero captar su atención tratando de reflexionar
sobre la cuestión: desarrollo vs contaminación. En este sentido mencionaré la
reciente problemática con nuestro país amigo Uruguay.
El
gobierno uruguayo permitió a la papelera Botnia incrementar su producción. La
decisión enfureció a los habitantes correntinos quienes comparten con la papelera
el río Uruguay. Está claro que el agua es necesaria para producción de celulosa
y también es claro que la misma producción contamina el medioambiente,
fundamentalmente, las aguas del río.
“Pepe” Mugica enfatizó que se había exigido a la
papelera incrementar las medidas de seguridad para eliminar al máximo la
sustancias tóxicas. El argumento del presidente uruguayo hizo pié en que el aumento
de la producción generaría mayor empleo para los habitantes de su país.
¿Cómo
articular la riqueza natural con el desarrollo económico y social sin destruir
ni contaminar? Creo que la problemática debe considerarse bajo otra
perspectiva. En primer lugar, toda actividad humana es contaminante en menor o
mayor medida. En segundo lugar, los recursos naturales están al servicio del
hombre. Me parece que la combinación de estos dos elementos debe darse con el
sentido de responsabilidad. El punto es que existe una gran desconfianza
respecto de las acciones responsables ya sea de la empresas como de los
organismos de control.
El
sentimiento es un gran sector de la población “no cree en que se realicen las
medidas necesarias de seguridad”. “Se sospecha constantemente en la mala
administración de los recursos extraídos”. Es tiempo de dar un vuelco
fundamental: políticas sin corrupción, empresas socialmente comprometidas. Pero
ojo: la responsabilidad no es del otro, es tuya y mía.
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